¿Qué es un mandala? El mandala, palabra sánscrita
cuyo significado literal es círculo, es una representación simbólica y
arquetípica del universo según la antigua cosmología budista. Está constituida
por un conjunto de figuras y formas geométricas concéntricas; representa las
características más importantes del universo y de sus contenidos. Su principal
objetivo es fomentar la concentración de la energía en un solo punto durante la
meditación.
Los mandalas son utilizados desde tiempos remotos.
Tienen su origen ancestral en la India (imágenes y meditaciones budistas) pero
pronto se propagaron en las culturas orientales, en los indígenas de América y
en los aborígenes de Australia. La mayoría de las culturas poseen
configuraciones mandálicas. En la cultura occidental, fue Carl G. Jüng
(1875-1961) quien los utilizó en terapias con el objetivo de alcanzar la
búsqueda de individualidad en los seres humanos. Jüng solía interpretar sus
sueños dibujando un mandala diariamente, en esta actividad descubrió la
relación que éstos tenían con su centro y a partir de allí elaboró una teoría
sobre la estructura de la psique humana.
Según Carl Jüng, “los mandalas representan la
totalidad de la mente, abarcando tanto el consciente como el inconsciente”.
Afirmó que el arquetipo de estos dibujos se encuentra firmemente anclado en el
subconsciente colectivo.
Para Jüng “el mandala es una forma arquetípica”,
de ahí que aparezca en diferentes culturas lejanas entre sí, considera que la
comprensión del arquetipo puede resultar curativa.
Aplicaciones
Los mandalas también son definidos como un
diagrama cosmológico que puede ser utilizado para la meditación. Consisten en
una serie de formas geométricas concéntricas organizadas en diversos niveles
visuales. Las formas básicas más utilizadas son: círculos, triángulos,
cuadrados y rectángulos.
Según la psicología psicoanalítica, el mandala
representa al ser humano. Interactuar con ellos te ayuda a curar la
fragmentación psíquica y espiritual, a manifestar tu creatividad y a
reconectarte con tu ser esencial. Es como comenzar un viaje hacia tu esencia,
te abre puertas hasta ahora desconocidas y hace que brote tu sabiduría
interior. Integrarlas a tu vida te dará centro y la sensación de calma en medio
de las tormentas.
El trabajo de meditación con mandalas puede consistir
en la observación o el dibujo de éstos. El proceso de observación puede durar
entre tres y cinco minutos. También se puede dibujar mandalas o colorearlos. Se
recomienda comenzar por pintarlos. Para ello, se escoge un modelo, se
selecciona los instrumentos (colores, marcadores, acuarelas por ejemplo), se
instala en un sitio tranquilo, con música si se desea. Hay técnicas variadas,
todo dependerá del estado de ánimo y de lo que se desea que el mandala
transmita. Si se necesita ayuda para exteriorizar las emociones, se deben
colorear de adentro hacia fuera; si se desea buscar el propio centro, se pintará de afuera hacia adentro.
Sus virtudes terapéuticas permiten recobrar el
equilibrio, el conocimiento de sí mismo (intuición creativa e interpretación de
sus propias creaciones), el sosiego y la calma interna (concentración y olvido
de los problemas), necesarios para vivir en armonía.
El coloreado del mandala puede ser realizado por
todo el mundo, niños o adultos que sepan o no dibujar. Cada uno escoge los
colores en función de su estado de ánimo, la intensidad del color, los
diferentes materiales para colorear (acuarela, tintas, rotuladores, lápices de
colores, etc.). A la hora de pintar, se respetará la dirección con la que se
empezó y se pintará hasta que se considere que el mandala está terminado.
Beneficios personales
Los mandalas son un método de curación para el
alma.
Los mandalas son la fusión del cuerpo, el espíritu
y el alma.
Le ayudan a descubrir su propia creatividad.
Se descubrirá a sí mismo y la nueva realidad que
le rodea.
Vencerá a la rutina y al estrés más fácilmente.
Se tranquilizará y ganará en confianza y
seguridad.
Trabajo de meditación activa.
Contacto con su esencia.
Se expresará mejor con el mundo exterior.
Ayuda a expandir su conciencia.
Desarrollo de la paciencia.
Despertar de los sentidos.
Empieza a escuchar la voz de su intuición.
Mejora de la autoestima, se aceptará y se querrá
más.
Se curará física y psíquicamente.
Al pintar mandalas, los niños pueden desarrollar
aún más su grado de atención, la flexibilidad y la imaginación. Además,
aumentan su creatividad y su nivel de concentración. Asimismo, los mandalas se
utilizan con fines terapéuticos y para trabajar la psicomotricidad fina y el
reconocimiento de diferentes colores. En
el área psicomotora, los niños se expresan a través de diferentes técnicas
grafico plásticas.
Pintar mandalas con música relajante de fondo,
ayuda al niño a autoconcentrase y concentrar toda su energía en el dibujo.
Asimismo, los mandalas fomentan el razonamiento y
funcionan como un estímulo al aprendizaje, comunicación y expresión.
Por otra parte, ayudan al niño a superar
situaciones problemáticas a nivel emocional: fobias sociales, ansiedad,
experiencias traumáticas, miedos, etc. Y, como si todo esto fuera poco,
desarrollan la paciencia, despiertan los sentidos y mejoran la autoestima.
Justificación psicoevolutiva
Siguiendo a Piaget, Wallon y Erikson, entre otros,
el niño pasa por varios estadios de desarrollo hasta convertirse en adolescente
y finalmente adulto. No hay homogeneidad en las clasificaciones, pero si en la
denominación de tres fases de desarrollo: infancia, niñez, adolescencia. Son
tres tipos de inteligencia distintas, tres maneras de abordar la realidad.
Para Jean Piaget (1896-1980), prestigioso
psicólogo conductista, todo el
desarrollo de la inteligencia está en un proceso de estimulación entre los dos
aspectos de la adaptación al medio, la asimilación y acomodación. Cuando un
niño nace, dispone de una capacidad de desarrollo de potencial intelectual. El
hecho de que pueda llegar más o menos lejos va a depender básicamente del
esfuerzo que él haga, pero este esfuerzo va a estar condicionado por los
estímulos que les ofrezca su entorno. La rapidez del avance, a través de los
períodos de desarrollo de la inteligencia, está influida por el entorno
sociocultural, aún cuando el orden de los estadios o fases permanezca
inalterado. La mejor ayuda al desarrollo del niño es un medio ambiente que le
estimule, que le resulte atractivo y gratificante.
Para Henri
Wallon (1879-1962), psicólogo
neoconductista y afamado neurólogo, la evolución es un proceso más discontinuo,
con crisis y saltos apreciables, tiene un enfoque más pluridimensional. En la
mayoría de los casos, la pintura puede tener un efecto preventivo, ya que por
medio de ella los niños aumentan la conciencia de sí mismos y pueden superar
las crisis de su desarrollo con mucha más facilidad.
Para Erik Erikson (1902-1994), psicoanalista
norteamericano, el desarrollo se basa en los aspectos psicosociales del proceso
evolutivo humano, la vida gira en torno a la persona y el medio. Cada etapa es
avance o regresión de otras etapas.
Cuando hablamos de inteligencia hablamos también
de creatividad infantil; en la escuela habrá que tener en cuenta que ésta se
manifiesta y fomenta por medio de actividades expresivas, básicamente a través
de la expresión dinámica (actividades lúdicas, el juego) y la expresión
plástica (dibujo, pintura).
Sin descuidar la primera vamos a centrarnos en la
segunda de las acepciones, introduciendo los mandalas como instrumento
educativo para fomentar y desarrollar la creatividad en la escuela mediante el
dibujo y la pintura, con un triple objetivo: Desarrollar los sentidos y la
capacidad de percepción; fomentar la iniciativa personal, y estimular la
imaginación favoreciendo la libre expresión.
Objetivos por ámbitos
En el ámbito cognoscitivo: Desarrollar la fluidez,
flexibilidad y originalidad en las ideas del niño.
En el ámbito afectivo y social: Desarrollar
actitudes creativas frente a distintas situaciones que se le presenten.
En el ámbito psicomotor: Favorecer que el niño se
exprese de forma creativa con el uso de distintas técnicas plásticas.
Vamos a centrarnos en aquellos aspectos de
desarrollo que más nos interesan para introducir el tema de los mandalas a
nivel psicopedagógico y didáctico. No
importa el enfoque psicoevolutivo que sigamos, todos ellos coinciden en que el
éxito de la educación se logra cuando los niños se encuentran capacitados para
enfocar la vida por sí mismos.
Ya desde el primer ciclo de Primaria comienzan a
mostrarse la adquisición y desarrollo de algunas destrezas en el niño. Las habilidades psicomotoras van
aumentando hasta fines de la adolescencia (utilizar lápiz, escribir en pizarra,
pintar dibujos, hacer dibujos, emplear instrumentos, juegos y deportes,
bailes…). Además “el desarrollo de la creatividad debe de ir parejo al de la
inteligencia” (Guilford, 1950). Se han podido establecer altas correlaciones
entre creatividad e inteligencia. La educación ha de contribuir al desarrollo
de la creatividad a través del lenguaje, el juego y la libre expresión creativa
de los trabajos escolares para el desarrollo cognitivo y social más pleno.
Teniendo en cuenta todo lo anteriormente expuesto,
la introducción de los mandalas en la Escuela deberá hacerse no sólo desde el
área de Educación Plástica, sino como forma de expresión entroncada en todo el
Currículo oficial de la Educación
Primaria.
Los mandalas ayudarán a la formación de la
inteligencia, del razonamiento, del control y dominio del cuerpo, todo ello
desde un prisma de predominio del pensamiento divergente o creativo.
1. Mandalas infantiles como estímulo al
aprendizaje.
Todo es posible si el niño tiene estímulos. O. K.
Moore ha demostrado que cualquier niño es capaz de alcanzar un nivel de
rendimiento notable que sólo es posible si al niño se le confronta con los
estímulos necesarios. Los mandalas suponen un estímulo motivador para cualquier
aprendizaje.
2. Mandalas infantiles como medio de expresión.
A través del dibujo, del color, el niño se expresa. Expresa su mundo interior,
pensamientos, ideas, estados de ánimo y relaciones con el mundo de un modo cada
vez más complejo, desde los primeros garabatos a las creaciones artísticas más
abstractas y elaboradas desarrollando con ello su psicomotricidad. Algunos
autores actuales como Stern, Lowenfeld o Arheim han estudiado las formas de
expresión del niño a través de la Expresión Plástica, afirmando su estrecha
relación con el desarrollo integral del niño.
3. Mandalas infantiles como medio de comunicación.
El niño utiliza los recursos de la Expresión
Plástica para desarrollar procesos de comunicación, tanto más ricos cuanto más
lo sea el medio y los recursos que le estimulen y le orienten. A través de
formas y colores utilizados con una u otra intención el niño busca comunicarse
con los demás, comunicar su interpretación de la realidad, proyectar sus
impresiones. A través de las imágenes de sus dibujos, de las producciones de
sus pinturas, el niño intenta comunicar a sus interlocutores la realidad de un
mundo interno que necesita compartir con los demás.
4. Mandalas infantiles como medio de producción.
Desde los garabatos, los remolinos, esferas a las
producciones de mandalas más elaboradas, el niño va evolucionando en su
creatividad productiva y habilidad psicomotriz.
En un análisis de la producción gráfica, Arnheim
observa que los ángulos sustituyen a curvas, la continuidad a la
discontinuidad, comenzando por el uso de figuras esféricas para pasar después a
trazos rectos.
La producción plástica deberá ser tenida en cuenta
como una faceta importante del desarrollo integral del niño en todas las
edades.
5. Mandalas infantiles como técnica de relajación.
Un adulto ante un problema puede verbalizarlo
expresando así sus sentimientos. Un niño se relajará utilizando un tipo de expresión no verbal ya
que no saben expresar con palabras sus sentimientos, puede entonces usar otro
medio que no sean las palabras.
La actividad creativa de los mandalas en estos de
niños tensos, introvertidos y con tendencia al aislamiento es muy útil.
Tradicionalmente la educación es analítica, todo
tiene una relación de causa a efecto, los procesos siguen una lógica definida.
Con ello se trabaja casi en exclusiva el hemisferio cerebral izquierdo que
procesa la información verbal, que codifica y decodifica el habla.
Se ha dado muy poca importancia al hemisferio
cerebral derecho que se dedica a la síntesis, combina las partes para formar un
todo. La expresión en este hemisferio no es verbal, es por imágenes.
Actualmente se dedica más tiempo a la expresión plástica, a la creatividad y a la
expresión artística .Trabajar la educación artística de forma sistemática es
abrir al niño a un mundo en que la fantasía y la percepción multisensorial serán para él nuevas posibilidades de
enriquecimiento y de expresión.
Aprender a percibir la belleza es fundamental ya
que estimula el desarrollo integral de las capacidades humanas, que muchas
veces quedan limitadas a lo estrictamente analítico.
Las técnicas de relajación son un medio
indispensable de educación que lleva progresivamente al dominio de los
movimientos y, como consecuencia, a la disponibilidad del ser entero.
6. Mandalas infantiles como medio de superación de
situaciones emocionales negativas (fobias, ansiedad, temores nocturnos, acosos
escolares, experiencias traumáticas).
Mientras se pinta en el subconsciente desaparecen
los problemas porque nos encontramos en un estado de total relajación y
concentración. Las respuestas de reacción a estados emocionales negativos van
desapareciendo y poco a poco se transforman. Para el niño pintar o crear
mandalas puede ser un medio de autoterapia.
Por todo lo anteriormente expuesto, como docentes
consideramos que no se debe desdeñar la importancia de los mandalas como un
instrumento educativo más de importante valor psicopedagógico. Recomendamos la
práctica en las escuelas, a todos los niveles y desde todas las áreas; en un mundo
como el nuestro cada vez más carente de valores no está de más ayudar a que
nuestros alumnos descubran su mundo interior y canalicen de forma positiva sus
energías.